martes, 21 de junio de 2011
Parque Nacional de Yosemite
Situado en el corazón del estado de California (Estados Unidos), en la cadena montañosa de Sierra Nevada, el Parque Nacional de Yosemite, con sus alrededor de 3.000 kilómetros cuadrados y alturas que oscilan entre los 600 y 4.000 metros sobre el nivel del mar, ofrece al visitante una amplia variedad de paisajes y de especies animales y vegetales.
Declarado primero “reserva” natural en 1864, en 1890 fue reconocido oficialmente Parque Nacional, gracias a sus profundos valles, innumerables cascadas, lagos, morrenas y un relieve modelado por las glaciaciones. Sorprende que a sólo unas horas de las siempre bulliciosas San Francisco y Los Ángeles, Yosemite ofrezca un reducto de tranquilidad.
Desde tranquilos valles a altas cumbres
Sus casi cuatro millones de visitantes en 2010 atestiguan que se trata de un destino donde todos encontrarán un punto de extraordinaria belleza que contemplar, una ruta que recorrer o una actividad que realizar.
El Valle de Yosemite, abierto todo el año, es un ejemplo de valle modelado por glaciares. Vertiginosas cascadas, paredes empinadas de granito, formaciones rocosas inusuales, praderas… se pueden encontrar en este escenario. Aquí se pueden admirar tanto los macizos de El Capitán y el de “Half Dome”, como innumerables cascadas, ente ellas, “Yosemite Falls”, que con sus 739 metros es la más alta de Norteamérica. Dos de los grandes retos en esta zona son las excursiones a la cascada de Vernal y de Nevada.
A escasamente una hora del Valle de Yosemite se encuentra otro de los puntos emblemáticos, el “Glacier Point”, que ofrece espectaculares vistas del cañón del río Merced. Tanto la carretera que lleva hasta allí como las zonas de acampadas están abiertas al público cuando el tiempo lo permite. En invierno se cierra en el área de esquí de Badger Pass, un lugar muy frecuentado por los amantes del esquí de fondo.
Accediendo por la entrada sur del Parque, a unos diez kilómetros, se llega a Wawona, que concentra la historia del hombre en Yosemite. En este entorno se pueden realizar excursiones de distintos niveles de dificultad y visitar el mayor bosque de secuoyas de los tres que hay en Yosemite, el Mariposa Grove. Los otros dos son Tuolumne Grove y Merced Grove. Por su tamaño, estos árboles resultan casi inigualables, y muchos tienen más de 1.000 años. Se trata de un ecosistema complicado, capaz de sobrevivir al fuego.
En el cruce de Big Oak Flat Road y Tioga Road, se encuentra Crane Flat, punto de partida de numerosos senderos destinados a los amantes del senderismo y del alpinismo. Tioga Road, que une las secciones este y oeste de la autopista 120, ofrece una panorámica de Yosemite. Construida como ruta minera en 1882-83, pasa por lagos, planicies, picos imposibles. A través de ella se accede a Tuolumne Meadows, que se llena de vida en verano, y que debe su nombre al otro río que cruza el parque, el Tuolumne.
Por su situación a baja altura, Hetch Hetchy, que surte de agua potable y de energía hidroeléctrica a la ciudad de San Francisco, es una buena zona para visitar en otoño e invierno.
Disfrutar de la visita
La primavera y el verano son dos de las mejores épocas para visitar Yosemite, del mosaico de valles, de la variedad de flores silvestres, de pastos y árboles. En mayo y junio, las cascadas se llenan de agua. Sin embargo, disfrutar de esta área protegida en todo su esplendor requiere de una buena planificación previa y de un respeto por las normas y recomendaciones dadas por los guardas y autoridades, puesto que los visitantes son a la vez los principales guardianes de esta belleza de la naturaleza.
Uno de los grandes atractivos es disfrutar de la vida salvaje, siempre a la debida distancia y teniendo en cuenta que no se debe alimentar a ningún animal. Entre los coyotes, ciervos, ardillas y el sinfín de especies, se encuentra el oso negro, que año tras año protagoniza más de un incidente, principalmente, en su búsqueda de comida. Por ello, hay que almacenar bien la comida en contenedores herméticos.
Aunque uno puede moverse con su propio coche, conviene informarse del estado de las carreteras, ya que la apertura de algunas depende de las condiciones climatológicas. Salvo indicación contraria, no se pueden sobrepasar las 45 millas por hora (72 kilómetros por hora). También existe un tranvía que ofrece recorridos gratuitos.
Existen desde zonas de acampadas a hoteles para hospedarse, y aunque pasar la noche bajo las estrellas puede requerir de un permiso, resulta una experiencia única. Independientemente de la época del año, para recorrer algunos de los casi 1.300 kilómetros de senderos, es recomendable ir provisto de abundante agua y vestir “a capas”.
Etiquetas:
Norteamerica,
Turismo
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