jueves, 14 de abril de 2011
Edificios: La torre Agbar
La Torre Agbar es el tercer edificio más alto de Barcelona, convirtiéndose en un icono urbanístico, sobre todo por su peculiar forma cilíndrica y por la gama de colores que desprende a lo largo del día.
La estructura: un edificio sostenible
Es interesante como se combinan la solidez de la primera capa, de hormigón, con el exterior de vidrio, dónde multitud de ventanas recortadas regulan la entrada de luz solar el interior del edificio. Pero el impacto visual que esto supone no debe restar importancia a la funcionalidad de la torre, pensada desde un punto de vista sostenible, dónde cada elemento constructivo se integra en el entorno y reduce al máximo el impacto ambiental.
Las propuestas de esta “arquitectura bioclimática” son, principalmente, regular la circulación del aire, el uso de materiales aislantes y el aprovechamiento de la energía solar. Esta última se ve claramente en las ventanas y placas de aluminio y vidrio; puesto que según su posición e inclinación entra más o menos luz natural. También se ha construido un pasillo interno que posibilita la graduación de la temperatura del interior, aislando el frío en invierno y el calor en verano.
La Torre Agbar, pues, no es sólo un rascacielos con un diseño arriesgado, sino también un espacio sostenible que se adecua al entorno y mejora la calidad de vida de los trabajadores.
La funcionalidad y originalidad arquitectónica se fusionan en este edificio, ejemplo de la transformación urbanística que actualmente está sufriendo Barcelona.
Jean Nouvel, el arquitecto
Jean Nouvel, arquitecto y diseñador francés (Fumel, 1945), es el creador del proyecto Agbar, en colaboración con la firma barcelonesa de arquitectura “b270”.
Nouvel estudió arquitectura en la Escuela de Bellas Artes de París, y en 1976 fue fundador del movimiento de arquitectos franceses “Mares 1976”.
Actualmente es el arquitecto francés más prestigioso e internacional, con obras muy reconocidas como el Instituto del Mundo Árabe y la Fundación Cartier, en París, o la Ópera de Lyon, entre otras.
A lo largo de su carrera ha realizado un intenso trabajo para crear un lenguaje arquitectónico propio, dónde predominan la idea de transparencia y los contrastes de luces y sombras, siempre con el objetivo de que sus edificios se integren con el entorno de la forma más armónica posible.
La inspiración: forma y simbología
La peculiar forma de la torre está dando mucho de qué hablar, por sus connotaciones y por lo que tiene de innovadora. Las opiniones han sido diversas, puesto que su radicalidad provoca sensaciones contrastadas, y cada cual asocia su forma con varias imágenes, que van desde la ciencia y la naturaleza hasta la sexualidad. Pero algunas de estas asociaciones se alejan mucho de lo que Nouvel pensó para su creación.
El arquitecto explica que el diseño de la torre es sobre todo un homenaje a Gaudí, en el cual se inspiró y con el que establece una curiosa relación dentro de la ciudad: desde el lado norte de la torre hay una panorámica sensacional de la Sagrada Familia. De esta forma los dos edificios se “comunican” entre ellos en un diálogo que demuestra la admiración de Nouvel por el arquitecto modernista.
Por otro lado, la inspiración combina varias imágenes de la naturaleza. Como dice el propio Nouvel: “podría ser un eco lejano de las antiguas obsesiones catalanas traídas por el viento que sopla desde Montserrat”. Si nos fijamos, es cierto que los acabados de la cúpula se asimilan mucho a la curiosa forma que tienen las montañas de Montserrat.
Pero, además, el arquitecto francés habla de su obra como algo que emerge de la tierra de una forma singular, con los reflejos del agua del mar y del color azul del cielo. Como metáfora dice que “es un géiser a presión permanente y dosificado. La superficie del edificio evoca el agua: una textura lisa y continua, pero también vibrante, luminosa y matizada...”. El juego de luces y colores que ofrecen las placas del edificio hacen que este “géiser artificial” se transforme en cada momento del día, dando una visión espectacular incluso por la noche, cuando el moratón y el rojo invaden nuestra retina y hacen vibrar la ciudad.
El diseño de la Torre Agbar, aislada por el momento de otros edificios que la obstaculicen, hace que no sólo sea un edificio de oficinas, sino un nuevo monumento lleno de simbologías relacionadas con la esencia de Barcelona: Gaudí, el Mar Mediterráneo y Montserrat (arte, mar y montaña). Por eso es por lo que no nos deja indiferentes.
¿Sabías que…?
Este mismo año Nouvel también ha inaugurado la ampliación del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, desarrollado bajo la dirección del arquitecto Alberto Medem como cabeza de proyecto del equipo AJN.
Se está contemplando la posibilidad de organizar una jornada de puertas abiertas para que barceloneses y visitantes puedan ver por dentro este original edificio.
En Londres existe un rascacielos muy parecido a la torre Agbar que se llama Gherkin, diseñado por Norman Foster. Ya es todo un símbolo de la ciudad de Londres y de el hemos hablado en nuestro blog , si quereis conocerlo podreis hacerlo pinchando AQUI!!
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