Por alguna razón los soberanos portugueses tuvieron, durante siglos, el título de reyes «de Portugal y de los Algarves». Efectivamente, el Portugal Meridional es un mundo aparte. Aquí, más que en ningún otro lugar, se mantiene viva la herencia islámica, reflejada en las más distintas formas: en las terrazas y las chimeneas de las casas tradicionales, en las norias, en la forma de cultivar la tierra, en la fuerte presencia de los naranjales y los almendrales, en el lenguaje.... Pero existe otro elemento que diferencia esta región: la luz que la baña, incluso en invierno. Los días son claros y el aire es límpido. El brillo de los rayos del sol se refleja en el azul vivo del mar, en el blanco de las casas y los muros, en el dorado de las arenas. El clima es ameno y proporciona a los algarvíos los inviernos más suaves de Portugal. Una vieja frase de la propaganda turística portuguesa decía que el verano venía a pasar el invierno a Portugal. Si es así, su lugar favorito es, sin duda, el Algarve.
El Algarve turístico y el otro Algarve
El litoral algarvío goza de justificada fama en Portugal y en el extranjero. Hay playas para todos los gustos, desde interminables arenales hasta pequeñas conchas entre peñascos rocosos. Estas condiciones excepcionales atraen, año tras año, a multitudes de visitantes.
Pero la verdad es que la región no se limita a la franja litoral. Entre el mar y la sierra hay todo un mundo que descubrir en el que, poco a poco, se va afirmando un turismo de calidad y respetador de la naturaleza. La sierra de Monchique es, desde este punto de vista, un lugar aparte. Pero también Salir, Barranco do Velho, Querença, Cachopo o Ameixial son nombres a tener en cuenta.
Ciudades preservadas
¿Y qué decir de las ciudades? Aquí encontramos centros históricos ejemplarmente preservados y en donde apetece pasearse sin fin. Faro posee toda una ciudad intramuros, que es uno de sus secretos más bien guardados. Tavira se mantiene fiel a sus tradiciones y recualifica la zona antigua sin desvirtuarla: aquí encontramos la mejor colección de los curiosos tejados de tijeras, que son una verdadera obra prima de la arquitectura popular. Silves, que fue la ciudad más culta y próspera del sur de la Península en los siglos XI y XII, ostenta bien sus raíces islámicas. Lagos, situado en el extremo occidental del Algarve, en el Barlovento, es decir, de donde sopla el viento, es otro caso ejemplar de equilibrio entre la vocación turística y el respeto por las raíces y la personalidad de un aglomerado.
En la otra punta de la provincia, en el Sotavento, adonde sopla el viento, se halla Vila Real de Santo António, una ciudad inesperadamente racional y geométrica, recordando a la Baixa Pombalina de Lisboa, de la cual, además, es contemporánea.
Gastronomía, animación y ocio
Queda hablar de lo mejor que ha producido años de industria turística: una gastronomía rica y fuerte, basada en el recetario tradicional, y una hotelería diversificada, en donde el lema de la calidad predomina sobre el de la cantidad. En el lado más cosmopolita de la región, merece destaque una oferta turística de alta calidad, con puertos deportivos modernos y bien equipados, como los de Vilamoura o de Lagos, los cuales ofrecen buenas opciones a la navegación de recreo. A ello se suman excelentes unidades hoteleras, campos de golf de reconocida calidad y una animada vida nocturna. Existe un aeropuerto internacional en Faro, buenas conexiones por autopista con Sevilla y Lisboa, y trenes rápidos a la capital y el norte del país.
algarve, o segredo mais famoso da europa from flavour productions on Vimeo.
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