lunes, 28 de noviembre de 2011
Comida: El Hákarl Islandes.
El nombre de este plato tradicional de carne de tiburón curada significa literalmente tiburón “podrido”. Aunque algunos islandeses sí que consumen este plato tradicional, muchos lo encuentran asqueroso. Por este motivo se considera un buen reclamo turístico y uno bastante divertido. Los turistas, sobre todo aquellos que buscan un concepto artificial de “la auténtica Islandia”, están de acuerdo.
Parecido al kiviaq (pájaros podridos curados dentro de la piel de una foca) que hacen los Inuits de Groenlandia, el hákarl es un plato tradicional islandés producido al dejar que el tiburón peregrino se cure durante meses, hasta que el veneno natural de su carne desaparezca. La carne mantiene después un fuerte sabor a amoniaco y un olor putrefacto. Hay dos tipos de hákarl: rojo, procedente de la tripa, y skyr, que significa algo así como “yogur” (con esto puede uno hacerse una idea de la consistencia y el origen de la carne).
Parece ser que a algunos turistas, casi siempre a los que son de montaña alpina, les recuerda a un queso muy, muy viejo, pero a la gente normal solo le parece repulsivo. Un pobre catador mal informado opina que es como “descongelar los dedos de los pies ennegrecidos y gangrenosos del cadáver de un explorador ártico, dejarlos detrás del radiador unos días y comérselos”. La mayor parte de la gente coincide en que (y no es sorprendente) sabe a carne podrida, pero es la oleada de amoniaco al morderlo lo que provoca verdaderas náuseas. Si quiere evitar esta porquería de comida, mejor evite también la granja Bjarnharhöfn, que se encuentra en la espléndida península de Snaefellsnes, en el oeste de Islandia. La granja, que existe “desde el 886 d.C.”, es el epicentro de la producción de hákarl en Islandia, y da escalofríos pensar lo fácil que es llegar a ella en una excursión desde Reikiavik.
Por desgracia, el hákarl se encuentra en otros sitios también. Se anuncia con letrerosEl tiburón colgando...una modalidadEl tiburón colgando…una modalidad | Ponemos la imagen en pequeño para no entorpecer la digestión de nadie sensacionalistas del estilo de “si tiene agallas” y puede comprarse en puestos de comida hediondos y, envasado al vacío, en tiendas de recuerdos. También se encuentra, mucho más barato, en supermercados, pero este dato solo es relevante para alguien que pretenda servir hákarl en un banquete navideño para acelerar la muerte de sus ancianos familiares adinerados.
Para los consumidores más ocasionales, seguramente habrá ocasión de probarlo gratis: en restaurantes de hotel, tiendas para turistas y establecimientos de comida se suelen repartir trocitos gelatinosos y pastosos con un palillo clavado y estas porciones ya son más de lo que una persona cuerda soportaría. Eso sí, cuando le den arcadas, recuerde que es un momento de transcendencia intercultural en el que está experimentando la “auténtica” Islandia. Quizás esté haciendo un acto caritativo para con la comunidad islandesa. Al fin y al cabo, en algunos lugares de Islandia ver la mueca de los turistas al aguantar las arcadas puede ser la única forma de diversión… y divertido es, un rato.
Receta:
Es muy sencillo: no lo haga. Las recetas suelen empezar diciendo: no intente esto en casa si no sabe cómo tiene que saber el producto final. Aunque el tiburón curado está podrido y, técnicamente, ya está malo, también puede estropearse y producir envenenamiento. Además, ¿está seguro de que quiere saber a qué sabe?
Fuente: http://www.cafebabel.es
Etiquetas:
Comida,
Europa,
Paises Nordicos
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario