martes, 4 de enero de 2011

Rally Dakar 2011


El espíritu del Dakar resulta de la alquimia de varias pasiones. Además de ser un evento ineludible y fuera de las normas en el mundo de los deportes mecánicos, se trata de una experiencia humana única. La historia del rally, los buenos resultados de unos y el infortunio de otros, recuerdan a todos que el Dakar es antes que nada una cuestión de sentimientos y de emociones. Es a esta dimensión que los competidores dan más importancia. Es lo que explica, por ejemplo, que siga tan presente dentro de la caravana la noción de ayuda mutua.

Una competencia deportiva de primer orden

Más que una simple carrera de velocidad, el Dakar solicita capacidades de navegación en fuera de pista y cualidades de regularidad. En rally raid, prevalece la resistencia: la menor falla cuesta cara. Esta mezcla de rigor físico y de alto rendimiento técnico seduce desde hace casi treinta años a los campeones que llegan desde distintos horizontes, deseosos de medirse entre ellos, para involucrarse en esta competencia única. Ari Vatanen, ex campeón del mundo de rallys WRC, encontró la fórmula ganadora; Stéphane Peterhansel, polifacético de excepción al principio de su carrera, se convirtió en el experto indiscutible de la competencia; Cyril Despres subió al escalón superior del podio; campeón del mundo de ski, Luc Alphand finalizó su aprendizaje del desierto; Robby Gordon, campeón norteamericano de Nascar, Carlos Sainz o incluso Guerlain Chicherit también se pusieron este objetivo último: ganar el Dakar.

Una experiencia humana fuera de lo común

Como la montaña o los océanos, los grandes espacios inspiran a “los aventureros”. Inscribirse en el Dakar, significa en cierta medida escalar el Everest, concluir la vuelta al mundo en vela o en remo. El podio de llegada representa un desafío de excepción, a veces el de toda una vida.

Más allá de la clasificación, todos los competidores están motivados por este deseo de tenacidad, este sueño casi alocado. Todos los pilotos: de motos, de autos o de camiones, comparten esta ambición, un sentimiento que los acerca los unos de los otros. La tradición de ayuda mutua, consigna que forma parte de los pilares del “espíritu del Dakar”, nace de esta pasión compartida. Todos ellos hablan el mismo idioma.

Una evento internacional nómada

Competencia nacida en África, donde construyó su leyenda, el Dakar siempre se ha sentido atraído por lo desconocido. El descubrimiento de territorios, una de las razones de ser de la competencia, llevó al Dakar a tomar nuevas direcciones. El Sahara fascinó a los competidores durante cerca de treinta años. Ahora, el Dakar se lanza a conquistar otros continentes, con el deseo intacto de sorprender. Convertida en una competencia internacional nómada, el Dakar se basa en la necesidad de intercambio y en la capacidad de apertura de sus participantes, todos ellos con las ganas de explorar los desiertos del mundo.

En este video podréis ver a Carlos Sainz y Marc Coma preparando la competición en España :

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