miércoles, 13 de julio de 2011

Idolos: Miguel de la Quadra, un genio incomprendido


Miguel de la Quadra Salcedo fue uno de los mejores deportistas de nuestra historia. Y aún podemos decir que lo es porque este navarro, al que el destino llevó a nacer en Madrid en 1932, nunca ha perdido el espíritu aventurero, el afán de mejorar y retarse a sí mismo, que caracterizan al verdadero deportista. Su vida ha sido, es, rica, variada, plena. Una aventura permanente.

Las modernas generaciones conocen a Miguel de la Quadra Salcedo como personaje televisivo, siempre recorriendo el mundo, o como capitán de la Ruta Quetzal, donde en estos momentos lidera a un nuevo grupo de jóvenes en busca de las raíces comunes del mundo hispano. Pero antes de todo eso, Miguel de la Quadra Salcedo fue deportista. Y uno de los mejores y más significativos de nuestra historia, pues estuvo al borde de ser nuestro primer plusmarquista mundial.

Junto a Erausquin adaptó la forma de lanzamiento de barra a la jabalina

Los años 40, ya se sabe, fueron de penuria generalizada. Salvo los niveles de élite de fútbol, boxeo o ciclismo, el resto de deportes eran casi clandestinos. Por lo tanto, el amateurismo era absoluto y la pobreza de medios, imaginable. Miguel recuerda que "entrenábamos como podíamos. Pedro Escamilla, un gran periodista de MARCA, lo que leíamos en L’Equipe y el entrenador italiano Giovanni Mova, traído por la Federación Española, nos daban referencias internacionales. Yo me compraba todo el material".

Cuando se retiró, Miguel sumaba 14 récords nacionales y 15 títulos nacionales de lanzamiento de peso, disco y martillo, pero fue con la jabalina con lo que pudo pasar a la historia mundial del deporte.

A mediados de los años 50 Miguel y el lanzador de barra vasca Félix Erausquin idearon adaptar la forma de lanzamiento de este instrumento a la jabalina. A la manera del disco o martillo, el lanzador da vueltas sobre sí mismo antes de arrojarla. Tras un tiempo de pruebas, Miguel de la Quadra Salcedo presentó el "estilo español" de lanzar la jabalina. La efectividad, máxima: En 1956 añadieron 20 metros al récord mundial, que en aquellos momentos andaba por los 80.

En 1956 superó en 20 metros el récord mundial, pero no fue homologado

Sin embargo, la marca no llegó a figurar nunca en la lista de récords mundiales. La IAAF no homologó el récord alegando su peligrosidad para el público, pues durante el giro la punta de la jabalina se dirigía hacia él (igual que en el martillo, por ejemplo).

En la España de la época, siempre pronta a denunciar persecuciones internacionales, se puso el grito en el cielo, pero la verdad es que a Miguel le asistía razón al quejarse: "se cometió una injusticia, pues se cambió tres veces el reglamento para anular mi estilo. Pero eso nunca había sido retroactivo, y en mi caso sí lo fueron".

Espíritu olímpico
La hora olímpica le llegó cuatro años más tarde, en Roma, y lo quiso vivir como una aventura absoluta, pues Miguel compartía el espíritu de los antiguos griegos. En homenaje a ellos, viajó a Olimpia para correr y lanzar, de noche, en el viejo Estadio Olímpico. A Roma se fue con su hermano, desde Pamplona, a lomos de una Vespa.

Viajó a los JJOO de Roma junto a su hermano a lomos de una Vespa

Miguel de la Quadra recuerda que "vivíamos el espíritu olímpico absoluto. Los atletas españoles sabíamos que estábamos muy lejos de los demás. La competición en realidad era contra nosotros mismos, superando nuestros registros El ambiente de camaradería era muy sano. Hicimos grandes amistades con los atletas del Este de Europa, entonces lejanos".

Pero de la penuria de medios da idea el que “muchos boxeadores y luchadores se pasaron de su peso. Porque en España se comía poco por entonces y en la Villa Olímpica sí había de todo y cuanto se quisiera. Y claro, todo el mundo aprovechó”.

Y en Roma, Miguel fue uno de los atletas más solicitados pues la polémica sobre su estilo le había rodeado de prestigio y popularidad, realzando multitud de exhibiciones de su lanzamiento a petición del resto de los atletas.

Reportero de TVE
Poco después, Miguel de la Quadra Salcedo se retiró. Su nueva actividad, el periodismo, le convirtió en una de las figuras más entrañables y familiares para los españoles de las siguientes generaciones. Miguel fue uno de los grandes reporteros de Televisión Española en los años 60, 70 y 80. En las terribles guerras africanas de los años 60, estuvo condenado a muerte por filmar el fusilamiento de 300 prisioneros en el Congo. Cubrió el golpe de estado contra Allende, estuvo en la guerra de Vietnam, vivió con los indígenas de la Amazonia, y formó un equipo con profesionales de la talla de Manu Leguineche, Jesús González Green, César Pérez de Tudela o Félix Rodríguez de la Fuente gracias al que nuestro periodismo alcanzó algunas de sus más altas cotas.

En la actualidad Miguel de la Quadra Salcedo lidera la Ruta Quetzal: un intento de que “los jóvenes descubran países y culturas y sean respetuosos con ellos. De mayores, seguro que intentarán crear un mundo más justo”, lo que resume el objetivo de su vida. Por eso, ahora, el mundo del deporte no le gusta demasiado: "Creo que el sentido del deporte es el de la formación de la persona. Y ahora se ha profesionalizado demasiado. Tanto que a veces más que formar, deforma".

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